El caudal marcó picos de 86 m3/s en la zona de Abanilla
El río Chicamo y la rambla de Abanilla son objeto de un proyecto de mejora dentro del PGRI de la CHS
El canal de Abanilla y la presa de Santomera han evitado que la súbita crecida del cauce del río Chicamo, debido a las lluvias registradas el pasado domingo en la comarca del Noreste de la Región de Murcia, llegase a la Vega Baja de Alicante.
Según los pluviómetros de la red SAIH de la Confederación Hidrográfica del Segura, los datos más relevantes en el entorno del río Chicamo corresponden los 60,2 mm registrados en los Baños de Fortuna; los 38,2 en La Zarza de Abanilla o los 17,7 mm captados en la pedanía abanillera de Macisvenda.
Todos estos caudales, junto a otras vertientes al Chicamo, dieron lugar a una punta de caudal de 86 m3/s. Todo ese volumen se pudo derivar por el canal de Abanilla hacia el embalse de Santomera, evitando que esa punta llegara a la parte baja de la rambla de Abanilla y finalmente a la laguna de inundación que se produce al entrar la rambla en la Vega Baja a la altura de Orihuela.
La actual infraestructura hidráulica existente ha sido capaz de contener y gestionar la crecida del río Chicamo. No obstante, la CHS proyecta la mejora de las defensas contra crecidas en esta zona de la cuenca del Segura.
El Plan de Gestión de Inundaciones (PGRI) recoge las obras de defensa y restauración ambiental de la rambla de Abanilla. También tiene previsto el desdoblamiento del túnel de acceso al embalse de Santomera del canal de Abanilla, y la creación de zonas de inundación controlada y corredores verdes, que limiten los daños en futuras DANAS en la Vega Baja, ya que los caudales circulantes por la rambla de Abanilla no pueden incorporarse al cauce del río segura hasta su desembocadura en Guardamar.
Finalmente, dentro del PGRI, la CHS tiene prevista una serie de actuaciones para el periodo 2022-2027 para obras con las que reducir las inundaciones en la comarca de la Vega Baja. Algunos de estos proyectos son los corredores verdes para la canalización de escorrentías, y la presa y canal de desagüe en la rambla de Tabala.