Las ponencias incluidas en el programa fueron las siguientes:
Onda de avenida en Puerto Lumbreras 28/10/2012
Según el Sistema Automático de Información Hidrológica, la pluviometría alcanzó la cifra máxima diaria de 179 l/m² con una intensidad de 17 l/m² en 5 minutos. Las precipitaciones se concentraron fundamentalmente en el entorno de los ríos Guadalentín y Mula y desencadenaron unos caudales punta de avenida de 4.500 m³/seg. en Valdeinfierno y unos 2.500 m³/seg en la rambla de Nogalte. Una colosal avenida que habría arrasado las vegas del Guadalentín y del propio Segura, con unas puntas previsibles superiores a 2.000 m³/seg a su paso por las ciudades de Lorca, Murcia y Orihuela.
Hidrogramas de avenida en el embalse de Valdeinfierno y la Rambla de Nogalte en Puerto Lumbreras. 28/09/2012. Fuente SAIH Segura.
Afortunadamente la cuenca del Segura dispone de una “Sistema General de Obras Hidráulicas” proyectado y construido por la Confederación Hidrográfica del Segura en el marco de un “Plan General de Defensa contra Inundaciones” aprobado en 1987 y cuyo detonante fueron las inundaciones de 1973 de rambla de Nogalte, con un balance de un centenar de víctimas.
El Plan de Defensa de la cuenca del Segura supuso la construcción, y en algún caso, el recrecimiento de 13 grandes presas. También comprendía la construcción de canales de derivación y encauzamiento como el del propio río Segura en su tramo medio y final.
El Sistema General de Defensa construido consiguió fragmentar y laminar la dimensión de la avenida de forma que los caudales circulantes en las ciudades de Lorca, Murcia y Orihuela quedaron por debajo de la capacidad máxima de sus respectivos encauzamientos.
No obstante, se produjeron daños por inundaciones en zonas rurales con la lamentable pérdida de varias vidas humanas, lo que también pone de manifiesto que todavía se puede mejorar y que el Plan debe ser ampliado en el futuro con la construcción de varios embalses de laminación, el recrecimiento de otras existentes, así como la mejora de encauzamientos y drenajes.
La riada de San Wenceslao ha puesto en evidencia que la siempre necesaria disciplina urbanística no es suficiente y que es imprescindible disponer de obras hidráulicas de defensa. Pudo haber sido mucho más y no lo fue. Las presas, salvan vidas y haciendas.